ImaginariClub

La niña sale al jardín de su castillo. ¡Todos sus amigos han venido a jugar con ella! Se asegurará de que esta vez quieran quedarse. Sus amigos le pidieron que saliera, pero escucha la puerta cerrarse a sus espaldas y no lo entiende. ¿Será un nuevo juego? Se asoma por la ventana y puede verlos tratando de esconderse. ¡Están jugando a las escondidas! ¡Ella también quiere jugar! Les pide que la dejen entrar, pero hacen como si no la escucharan. Se aleja un poco para poder mirar los pisos superiores. ¡Ahí está su Rey, asomado por la ventana de su habitación! Le sonríe, porque sabe que él también la ha visto: los ojos de él cruzaron miradas con sus ojos carmesí. Puede ver esa expresión extraña en él; esa con la que le dijo que ya no le gustaba la forma como ella jugaba. Las puertas no ceden, pero esa es su casa: ella conoce otras formas de entrar. Busca el acceso a los sótanos y se cuela hacia adentro sin problema. Empieza a recorrer los pasillos emocionada: ¡Va a encontrarlos a